Una de las ventajas más interesantes que sin duda ofrece Internet y con ella la edición de blogs, páginas web, redes sociales, etc. etc., etc., es como poco, la de conceder a todos aquellos que la utilizan, la posibilidad de editar de forma inmediata, continua y casi infinita, cualquier tipo de producción que haya salido de sus cerebros. El resultado de todo ello es un producto que a diferencia de lo que venía ocurriendo en el pasado, nunca, jamás y bajo ningun pretexto, dejará de crecer, cambiar y adaptarse a las circunstancias en las cuales por fuerza deba desarrollarse, hecho que nos hace pensar a su vez en la mismísima vida y existencia de las cosas que -para que nos entendamos- esta vez sí son cien por cien "reales".

Este blog de lo que trata por tanto es de aprovechar esos "vericuetos" virtuales, y a partir de ahí equiparar la literatura (en otro lugar pasará lo mismo con la música) a un estado muy próximo a la existencia. A un estado en el cual "como en la vida misma", las cosas puede que un día sean fantásticas y al siguiente no valgan absolutamente nada, pero lo que no pasará nunca es que continuen siendo perezosamente iguales a como lo habían sido siempre. Porque, ¿alguien ha tenido alguna vez el placer de conocer a alguna persona que estuviese totalmente finalizada? O más aún: ¿alguien puede precisar el día y la hora en que tal o cual sentimiento se extinguió para siempre?



domingo, 7 de noviembre de 2010

Maldita literatura

Barcelona, 29 de julio del año de nuestro Señor 2041.

El bueno de Claudio está ahora en un bar tomándose un café con leche tranquilamente, y mientras hojea la sección de sucesos del periódico digital buscando en él algo en lo que poder convertirse esa misma noche, alguien se le acerca por detrás y le escupe sin miramientos: «¡Perdone que le interrumpa caballero, pero yo le conozco! ¿No se acuerda de mí verdad? ¡Mi nombre es Severiano! ¡Sí, como el personaje de esa película cuyo título ahora mismo no recuerdo! ¡Pero no, por la cara que pone ya veo que no! ¡En fin, quizá le refresque la memoria si le digo que le vi personalmente allá cuando era corresponsal de guerra en Israel. Sí, es más, no fue precisamente allí donde le mataron? ¡Claro que sí, estoy convencido, en 1967, durante la guerra de los seis días y toda aquella patraña contra los egipcios! ¡Y ahora que lo veo más de cerca! ¿No es usted también aquella jovencita que fue salvajemente asesinada en Londres allá por el año 1886, sí maldita sea, aquel terrible asesinato que no llegó a resolverse nunca y que creó una gran conmoción durante algo más de seis meses en todo el condenado país? ¡Sí maldita sea, y no me mire con esa cara le digo, ocurrió una sangrienta noche de invierno en St. James Park recuerda? ¡Pero qué digo, y tanto que es usted! ¡Yo no me equivoco nunca cuando se trata de reconocer caras! ¡Su cadáver fue hallado hecho pedacitos, je, je, es más, según se decía, habían trocitos por todas partes, incluso sobre las ramas de los árboles se encontraron restos de dedos, algunos manojos de pelo y otras cosas por el estilo que ni me atrevo a mencionar! ¡Pero menuda guarrada que le hicieron eh? ¿Pero sabe una cosa? ¡De entre todas las veces que hemos coincidido, y aunque usted no lo recuerde han sido varias se lo puedo asegurar, yo sin duda me quedo con aquel mugriento asesino que solía ser usted allá por el año 1942, aquel palurdo sureño que se creía un poeta y que fue sembrando de cadáveres la carretera que va desde Alburquerque hasta Las Cruces como si estuviese plantando maíz, sus poemas como usted los llamaba! ¡Je, je! ¡Que mala leche, pero que tío más cachondo que es usted y que humor más siniestro el suyo! ¡En fin, aquello sí que fue toda una hazaña! ¡Veintitantos fiambres entre ellos niños y ancianas desvalidas y usted como si nada, pavoneándose entre todos aquellos soldaditos de plomo antes de que lo friesen en la silla, en la cruz como usted mismo la calificó en aquella entrevista concedida para la televisión estatal! ¿Pero de verdad que no se acuerda de mí? ¡Pero bueno, volviendo al presente! ¿Qué casualidad no le parece? ¡Usted y yo aquí, en esta ciudad llena de bárbaros! ¡Pero que estoy diciendo, sé que todo esto le resultará de lo más extraño, ya sabe, lo de que alguien se presente así de repente sin que usted lo conozca y todo eso, pero es que yo para estas cosas tengo una memoria de elefante! ¡Es más, hay ciertas caras como la suya sin ir mas lejos, que una vez las he visto no se me olvidan nunca! ¡Nunca! ¡Pero bueno, tampoco era mi intención incomodarle e interrumpir su lectura que como veo, es de lo más interesante! ¡Así que, de veras que lamento mi intromisión, pero repito, cuando reconozco a alguien, cuando veo a alguien que ya he conocido con anterioridad soy incapaz de reprimirme, ya ve, tengo que acercarme y decirle algo comprende! ¡Cualquier cosa y por estúpida que sea! ¡Ahora, eso sí, sólo una pregunta más y después le dejaré en paz! ¿Pero cómo lo hace usted para mantenerse tan bien? ¡Ya sabe de lo que le hablo, quiero decir, que tiene usted un aspecto formidable! ¡De verdad, ciertamente formidable! y por último ¿Y dónde se ha metido durante todo este tiempo Sr. Claudio? ¿Qué ha hecho? ¿A qué se dedica exactamente en la actualidad? ¿O es que ahora ya no se llama Claudio?».

La irrupción de aquel extraño ha dejado a Claudio extraordinariamente conmocionado. Atónito ante el hecho del que sin duda, acaba de ser testigo ¿Pero cómo es posible se pregunta el bueno de Claudio que un desconocido, allí, en aquel bar precisamente, un tipo al que no había visto jamás, porque eso es seguro, que no lo había visto nunca, supiese tanto sobre su vida privada, su nombre por ejemplo, o el contenido de las historias que él mismo ha escrito por las noches a escondidas y en su habitación, en aquella misma pensión para turistas en la que vive desde hace poco más de dos meses. Pero a la vez, y esto es lo más alucinante del caso desde luego, atribuyéndole los rasgos físicos de sus personajes, su apariencia psíquica e incluso la época en la que vivieron y murieron, y por si todo esto no fuera todavía suficiente locura -que lo es- hacerlo con toda normalidad además, así, con toda tranquilidad y lujo de detalles. Es decir, como si fuese lo más normal del mundo ser un hombre y una mujer al mismo tiempo, en diferentes épocas y lugares, muertos o vivos? Ahora bien, y esto ya si suponiendo lo “insuponible” ¿Pero por qué y sólo en el caso de que todo aquello pudiese ser real, algo imposible desde luego, todas y cada una de las historias acaban según aquel tipo le había explicado de forma totalmente diferente a como él las había escrito? Por ejemplo, en sus libros el periodista del que aquel tipo le había hablado, no había muerto, como tampoco lo había hecho la chica de Londres de la que tantos detalles le había proporcionado aquel mentecato. En cuanto al asesino, bueno, el libro del asesino todavía no estaba acabado, y la verdad, no creía que pudiese acabarlo nunca.

Sea como sea Claudio finalmente se decanta por olvidar todo el asunto y actuar como si no hubiese ocurrido nada. Además, en este caso en particular no parece haber explicación alguna, así que en cierto modo tampoco tiene demasiado sentido darle más vueltas a la cabeza, y menos aún, por algo que seguramente no es más que otra mala jugada de una imaginación desbordante. AUTÓNOMA e INDEPENDIENTE. Así que tal y como su buen amigo el Dr. Gómez le recomienda cada vez que va a su consulta, pues bien: «Mi buen amigo Claudio, o dejas de inventarte cosas, o al final serán las cosas las que acabaran por inventarte a ti». De modo que ya algo más tranquilo tras este último recordatorio, es cuando Claudio retoma el periódico precisamente por allí por donde lo había dejado.

"... Esta mañana en el céntrico barrio del Raval de Barcelona ha sido hallado el cuerpo sin vida del famoso novelista y librepensador Claudio Nardiello. Conocido en el mundo entero por su polémica teoría de las "Palabras Vivientes", y que junto con el prestigioso científico mejicano Daniel “persecución” López, les había valido la consecución del Premio Novel de Literatura y Física respectivamente en el año 2050 además de múltiples beneficios económicos gracias a la multinacional Living Words Technologies. Su cadáver, que fue encontrado boca arriba, maniatado y con múltiples impactos de bala tanto en la cabeza como en el resto del cuerpo, fue descubierto por una joven turista alemana que tras el terrible hallazgo informó de inmediato a las autoridades las cuales se personaron en el lugar de los hechos algunos minutos más tarde. Según el mismo portavoz de la policía nacional, el comandante de origen boliviano Nelson William Irabiel (lo recordaran también por el famoso caso de pederastia que convulsionó la ciudad como un terremoto) el motivo podría estar relacionado con el último proyecto en el que la víctima estaba trabajando, pues al parecer tanto sus papeles así como su ordenador portátil habían desaparecido de la escena del crimen. «Lo que más nos ha sorprendido de todas maneras» han sido las palabras textuales del comandante Gutiérrez «es la brutalidad del crimen. El ensañamiento. La voracidad en definitiva del asesino o asesinos».

viernes, 5 de noviembre de 2010

El coro

Ayer me despedí de ti en el sepulcro de mis sueños,
en el cementerio de las cruces de tu pelo negro.